2 de Abril. Día Mundial de Concientización sobre el Autismo

Por Lic. Natalia Ledesma*

Hoy se conmemora el Día Mundial de Concientización sobre el Autismo. Como suele ocurrir con las palabras y su uso, de pronto estamos hablando del Día del Autismo. Quisiera analizar esto, ya que entonces parecería que tenemos que hablar sobre una categorización, sobre una enfermedad, y perdemos de vista lo más importante: hoy es un día para que la sociedad, y especialmente los adultos que estamos en contacto con niños, niñas y jóvenes, podamos reflexionar acerca de esta particular forma de sufrimiento.

Esta fecha siempre es una oportunidad para pensar y revisar las prácticas sociales con respecto al autismo, pero creo que nunca mejor que este contexto de pandemia que venimos atravesando -incluso en el movimiento de retomar los espacios habituales de trabajo, educación, esparcimiento, socialización- para esta reflexión. ¿Cómo habitar nuevamente los espacios? ¿Qué nos dejó la pandemia? ¿Qué efectos en la subjetividad, especialmente en la infancia, podemos analizar?.

Esta semana me comentó una mamá que el año pasado su hija egresaba de preescolar y como algunxs niñxs tenían dificultades para hablar, la escuela propuso una evaluación fonoaudiológica para toda la sala. Casi la tercera parte de ellxs fueron evaluados con trastorno del lenguaje. Visitas a fonoaudiólogos, en algunos casos tratamientos, angustia generalizada en las familias; la idea del autismo empezó a sobrevolar en algunas situaciones.

Una maestra que trabaja hace muchos años en primer grado decía que estaba sorprendida junto con sus colegas docentes porque observaban que lxs niñxs lloraban un montón en la escuela y pedían por la mamá. Muchxs no conectaban con compañerxs ni jugaban.

Hay niñxs y niñas a quienes les está costando muchísimo salir de la casa y tomar contacto con el afuera.

La operación de concientización a la que nos invita este día, creo, nos obliga a poder anudar los rasgos de la pandemia con ciertas dificultades en la infancia: el encierro, la falta de interacción social, la escasa participación en situaciones que eran habituales, la hipervirtualidad, la ausencia del cuerpo en escenas cotidianas. Gran parte de esto que describo se asimila con dificultades que se dan en las áreas implicadas en el diagnóstico de autismo: la interacción social, la comunicación, el lenguaje.

Son tiempos acelerados, sin mucho lugar para los procesos. Pero creo que este día puede ser una pausa para reflexionar.

Si pensamos en la infancia, tenemos que pensarla como un tiempo de constitución. Ampliar la mirada a aquello que rodea al sujeto: el contexto, el entramado familiar, su historia, la configuración que sostiene al niño o niña. La infancia es un tiempo central de anudamientos que no están garantizados; es un momento de formación, de operaciones necesarias para el desarrollo que dependen de una serie de circunstancias. 

En ese sentido es importante tener en cuenta algunos enunciados de la Ley de Salud Mental, donde se reconoce a la salud mental como un proceso determinado por componentes históricos, socio-económicos, culturales, biológicos y psicológicos, cuya preservación y mejoramiento implica una dinámica de construcción colectiva. 

A veces tenemos una perspectiva muy individual, patologizante: “el día del autismo”; y no consideramos esta perspectiva más comunitaria que propone la Ley: la salud como construcción social. 

Analizar la infancia en situación de pandemia permite preguntarnos: ¿Con qué recursos cuenta alguien? ¿Qué sostén tiene? ¿Qué situaciones transita? La salud está vinculada a la concreción de los derechos humanos y sociales de toda persona. 

Los sujetos tienen derecho a que el padecimiento mental no sea considerado un estado inmodificable, tienen derecho a no ser identificados ni discriminados por un padecimiento actual o pasado; es decir, no debemos identificar al sujeto con la patología. Se debe partir de la presunción de capacidad de todas las personas.

El acceso a los apoyos, servicios y acompañamiento para sujetos con TEA (trastornos de espectro autista) es fundamental, como también lo es el acceso a las escenas sociales habituales que promueven el intercambio, la comunicación, la interacción, el juego, los deportes, las prácticas artísticas y educativas. Es muy importante recuperar, rearmar y fortalecer estos espacios para la infancia y juventud, y acompañar los procesos que lleve este armado, sin exigencias y con paciencia. Esta es tarea del mundo adulto.

No podemos perder de vista la fragilidad de la infancia, más en las circunstancias actuales. Por eso, si pensamos la salud desde la perspectiva comunitaria de sostén, hay que exigir que no se extienda la fragilidad a los espacios y condiciones de trabajo de quienes se dedican a la infancia y a la discapacidad.

Concientizarnos nos lleva a revisar la dimensión institucional a favor del respeto y la inclusión. Los espacios que los chicos y chicas habitan tienen un valor central para el lazo con otrxs. Pero esto no es necesariamente sencillo. Hay que pensar las propuestas, las actividades, los intercambios, las dinámicas.

Y para esto, hay que salir de una disyunción habitual:

-dejar solxs a lxs niñxs con lo que les pasa, o

-esperar que lo singular quede afuera para incluirlxs.

Acá hay un sinsalida entre la soledad o la normalización. Este día nos pide que construyamos nuevos caminos.

* Natalia Ledesma es licenciada en Psicología. Profesora de enseñanza Media y Superior en Psicología UBA. Magister en Psicoanálisis UK. Especializada en psicoanálisis y educación (Fundación Causa Clínica).Es docente en la Universidad Nacional de Lomas de Zamora en las carreras de Psicopedagogía, Ciencias de la Educación y Trabajo social. Docente en el Instituto Nacional Superior del Profesorado Técnico de la UTN. Recibió una mención de Honor del premio “Clarín-Zurich” a la Educación (2016). Realiza tareas de docencia y capacitación en diversas instituciones educativas y de salud. Es supervisora de integraciones escolares. Practica el psicoanálisis en el ámbito privado. Coordinadora de la sección “Educación” en www.elsigma.com

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